La Novela Gótica


El gótico significa una escritura del exceso. Su atmósfera, sombría y misteriosa, señala la interferencia del retorno del pasado sobre el presente evocando emociones de terror. En el siglo XX, en formas diversas y ambiguas, las figuras del gótico han continuado a ensombrecer el progreso de la modernidad con contra- narrativas que ponen de manifiesto la cara oculta del racionalismo y de los valores humanista. El gótico condensa las múltiples amenazas de esos valores, amenazas asociadas con las fuerzas naturales y sobrenaturales, los excesos imaginativos y las desilusiones, la depravación religiosa y humana, las transgresiones sociales, la corrupción de la desintegración moral y espiritual. La escritura gótica sigue fascinada por los objetos y prácticas que la han construido como negativa, irracional, inmoral y fantástica. En un mundo que, desde el siglo iluminista, se ha vuelto cada vez más secular, la ausencia de un marco religioso fijo tanto como de condiciones sociales cambiantes ha significado que la escritura gótica – y su recepción- haya experimentado transformaciones significativas.
Históricamente el término gótico describe a una tribu germánica que cruzó el Danubio el año 376 y saqueó a Roma el año 410 a las órdenes de Alarico. Luego el concepto fue extendiéndose y no sólo incluía la primitiva cultura germánica, sino lo medieval como corriente histórica ajena y opuesta a la clásica romana. En lugar de la sencillez de ésta, el exceso y la exageración, lo recargado, el caos frente al orden, lo pagano frente a lo cristiano. En este sentido, lo gótico es asimilado con la historia de los nórdicos, naciones germánicas cuya vehemente afirmación de los valores de libertad y democracia fuera reivindicada como antigua herencia. La beligerancia opuesta a toda forma de tiranía y esclavitud. Popularmente se creyó que estas tribus habían colapsado el imperio romano. La tiranía romana fue consecuentemente identificada con la Iglesia Católica y la producción de novelas góticas en los países protestantes se constituyó a menudo en un subtexto anticatólico. Este remoto marco histórico fue una reconstrucción simbólica de la necesidad de volver a los fundamentos de la naturaleza humana, una válvula de escape, la recuperación de un pasado oscuro, el irracionalismo frente al materialismo ateo que despertaba en Europa. Hubo una serie de factores sociales y políticos, contradictorios entre sí, que dieron génesis a esta narrativa: la emancipación femenina, el anticatolicismo y antijacobinismo, pero su principales fuentes fueron el renacer del interés por la antigüedad, el gusto por las ruinas, una poética implicada en el sufrimiento y la muerte y una estética que actualizaba el concepto de Longino sobre “lo sublime”. El gótico significó una tendencia hacia estéticas basadas en sentimiento y emoción asociados esencialmente a lo sublime. En el siglo XVIII lo sublime constituyó la mayor área de debate entre escritores y teóricos del gusto. En contraste con lo bello, lo sublime fue asociado a la grandeza y a la magnificencia que estimularon poderosas emociones de terror y fascinación en el espectador.Los textos claves del góticos se extienden desde EL castillo de Otranto de Horace Walpole (1794) a Melmoth el vagabundo de Charles Maturin. Aún estas fechas parecen arbitrarias, por abarcar períodos dominados por la escritura neoclásica y romántica. El gótico está caracterizado por las contradicciones entre los usos liberales y sus implicaciones demoníacas, entre los principios ilustrados y sus nostalgia reaccionaria, estas novelas también fueron celebradas por los surrealistas debido a su carga subversiva contra la sexualidad y la religión. Artaud escribió un guión cinematográfico de EL monje, Bretón alude a la capacidad lírica de Lewis y celebra su concepto de un “ego dividido entre el bien y le mal”.